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Dolores murió por el COVID-19 en Escuinapa, Sinaloa. Su familia enfrenta la pérdida y la discriminación

25/04/2020 - 4:57 pm

Dolores fue una mujer entregada al trabajo, a sus hijos, a la familia. Pero el COVID-19 llegó a su vida y la hizo abandonar el mundo en soledad. Tras su muerte, sus hijos han sido víctimas de discriminación por parte de sus vecinos. “Poca gente se acercó, pocos amigos y nosotros ahora estamos con el dolor de salir de algunos lugares llorando, porque nos dicen ‘hazte para allá’. No estamos apestados”, señala su hija.

Por Carolina Tiznado

Escuinapa, Sinaloa, 25 de abril (Noroeste).- Escuinapa siempre se ha caracterizado por su solidaridad, pero la presencia del COVID-19 no solo les ha traído sus más grandes temores, también la otra pandemia, la de la discriminación hacia quienes han convivido con personas contagiadas.

La familia Grave Fausto empieza a vivir esa situación en carne propia. ¿Cómo? A decir de ellos, la gente los empieza a ver como “apestados”.

Doña Dolores Fausto, una mujer conocida por todo el pueblo y quien se dedicaba a la venta de jaibas, murió como consecuencia de esta enfermedad.

A varios integrantes de esta familia, los han sacado de establecimientos comerciales o les “sacan la vuelta”.

La familia Grave Fausto empieza a vivir esa situación en carne propia. ¿Cómo? A decir de ellos, la gente los empieza a ver como “apestados”. Foto: Noroeste.

“Nosotros lo que queremos es que mi mamá (Dolores) descanse en paz y que nos dejen de discriminar, que nos dejen vivir el duelo, sin vernos como ‘apestados’, que nos sacan la vuelta, que la gente sienta poquito el dolor ajeno”, expresó una de las hijas.

Relata que, desde hace 20 días aproximadamente, han pasado varios desencuentros, hasta con quienes han vivido cerca de ellos.

Doña Dolores, quien padecía diabetes, hipertensión y obesidad, empezó a sentirse mal después de que días antes tuvo gripe y tos.

Al no mejorar decidieron llevarla al Hospital General porque presentó dificultad para respirar.

En el nosocomio fue internada, conectada a un tanque de oxígeno, el cual al parecer no estaba bien instalado.

Horas después se la llevaron a Mazatlán, pues le dijeron que no había el equipo que requería y que presentaba problemas en los pulmones, como consecuencia de la inhalación de humo producto de la cocción de la jaiba en leña que vendía.

Sin embargo, nadie les decía si su padecimiento era Covid-19.

Los hijos que la cuidaban comenzaron a presentar cuadros de gripe y tos, por lo que el doctor que atendía su mamá, les dijo que fueran a realizarse la prueba.

“Mis hermanas se vinieron, todos fuimos a hacernos los exámenes, éramos como veinte y una amiga de la familia, el doctor Arsenio Ramírez Villela, epidemiólogo, decidió hacer el examen solo a quienes vio con problemas de tos o gripe y ordenó que se fueran a encerrar”, relata.

Pasaron días desde el examen y el rumor sobre su madre como portadora de Covid-19, ya ‘corría’ en redes sociales.

Sus vecinos, su familia, se alejaban, la gente que los conocía de pronto ya no se les acercó.

A través de WhatsApp, cinco días después de la prueba, el epidemiólogo les informó que los resultados de las pruebas hechas a los familiares eran negativos.

Sin embargo, a la par, la discriminación crecía, pues las fotos de su mamá y de su papá ya circulaban en los chats.

De pronto había aliento de que la salud de su madre mejoraba, aguantaban todo lo que se decía, buscando conseguir el dinero para el medicamento.

Este sábado la salud de Dolores empeoró y falleció, nadie les podía confirmar que era de Covid-19, esa era su exigencia como familia.

El cuerpo les fue entregado y pudieron velarla, solos, sin exponerla más, vigilados por personal de la Dirección de Epidemiología de la Secretaría de Salud.

“Nos quedaba esa duda, si fue Covid-19 o no, pudimos sepultarla, ella dormía con nosotros y fuimos negativos, pueden decir lo que quieran, ella ya no está, pero queremos paz, queremos estar tranquilos, que no nos lastimen más, es mucho el dolor que ya tenemos”, expresa la entrevistada.

Su mamá no salía de casa, no entienden cómo pudo adquirirlo.

Fue una mujer entregada al trabajo, a sus hijos, a la familia, amiguera y con convicción de estar siempre para su familia, aunque al último haya estado sola, por el miedo.

“Poca gente se acercó, pocos amigos y nosotros ahora estamos con el dolor de salir de algunos lugares llorando, porque nos dicen ‘hazte para allá’, no estamos apestados”, señala su hija.

Un día después de la muerte de su mamá, una fotografía de su papá circuló con leyendas que alertaban sobre su estado de salud.

La familia asegura que él está bien, como toda la familia, que cumplió con los protocolos de salud.

Este jueves recogieron el acta de defunción y ahí está la causa oficial del deceso: Covid-19.

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